Yo propongo esta noche la irresponsabilidad del desenfreno, el sabor de los vinos de estas tierras, vinos secos y amargosos, suaves y abocados, dulces de pasas; yo propongo sus colores ambarinos y caobas, de topacios verdes o de rubíes oscuros; yo propongo estos vinos pajizos y avellanados; propongo sus aromas y sus múltiples mundos, su vocación de eterna despedida y de viaje consumado; yo propongo estos vinos contra la desidia y contra el agua abundante e innecesaria, contra las bebidas foráneas de nombres ingleses, contra las vidas no vividas y extenuadas con el corazón palpitante, contra la razón descreída y la fe cansada, contra el verso fácil y falso del poeta que nunca bebió y lo cantó sin pasión y sin conocimiento, sin ternura y sin perdición.